Mariana dice que es una experiencia muy nueva y que "aún no cae". Hace cuatro años comenzó a incursionar en el folklore estilizado, en la fusión con la danza contemporánea; aunque siempre le gustó, nunca antes había participado en certámenes folklóricos. Los premios Chúcaro son organizados por la asociación nacional de folklore para promover artistas independientes de todo el país. Este es el primer año que se realiza pero planea seguir haciéndose. Tienen como finalidad promover, alentar y poner en valor la profesionalización del arte folklórico coreográfico. Han sido creados para estimular la excelencia de la danza y colaborar con la profesionalización laboral e inserción de los bailarines.

"Es un certamen nuevo y seleccionan obras de todo el país y van premiando por rubro o ternas: tenés varias, mejor bailarina, mejor espectáculo, mejor coreografía, entre otros", explica y agrega: "La primera instancia fue la nominación por región, que se dividió en siete regiones. Después, la segunda instancia fue la de los ganadores de la Región que nos tocó, y nuevamente quedamos nominados con el ballet como 'mejor espectáculo' y como 'mejor bailarina'; y después entre esos ganadores sacan los tres mejores para la terna nacional, que es en la instancia actual en la que estoy".

El jurado está conformado por exponentes del folklore, bailarines reconocidos, ganadores de los certámenes Pre Cosquín, personas que hacen al folklore argentino. 

"Mi primera experiencia fue en el 2015, al formar parte de la compañía Imalaq, y cuando comencé a trabajar con un compañero, Mariano Díaz, para el Pre Cosquín en Pirané. Ganamos en la sede y fuimos a Cosquín, Córdoba. Al año siguiente, seguí participando pero con otro compañero y amigo, mi actual pareja de danza, Nicolás Insfrán; y junto con Florencia Leyes formamos un equipo y hace dos años venimos presentándonos en el Pre Cosquín por la sede de Pirané y el año pasado fuimos finalistas. Con la compañía Imalaq fuimos a varios certámenes en Chaco y Corrientes", recuerda. 

Este año, lograr esto "es un paso muy gigante" para ella y para su carrera como bailarina: "No me lo esperaba nada. Estoy demasiado feliz. Y me hace aún más feliz sentirme acompañada por la gente de Formosa. Por mis amigos, por mi familia. Eso es lo más hermoso".

"La danza a nivel personal es algo fundamental en mi vida. Desde chica supe que la danza me acompañaría siempre. En la actualidad, es mi fuente de trabajo. Y agradezco poder trabajar de lo que amo. Enseñar lo que amo. Cuando estaba en el colegio, pensé que la danza de mi vida estaba en Buenos Aires. Pero la vida me demostró que no. A los 17 años, cuando nació Mateo, mi hijo, mis planes cambiaron rotundamente, pero nunca para mal. Desde ese día me di cuenta de que mi lugar verdaderamente era acá, en Formosa. Me recibí del colegio y ese mismo año los planetas se alinearon y se abrió la carrera de Danza Contemporánea. Al año siguiente comencé a estudiar la carrera", cuenta sobre sus inicios y las vueltas que debió dar para estar hoy en el lugar que quería o que al menos le sirve de puntapié para continuar. Eso ya es mucho.

"Conocí gente copadísima, con mi misma pasión y empecé con la gestión. Por ahí, Formosa es una provincia chica, pero si la sabemos aprovechar es muy enriquecedora. No hay que quedarse. Hay que seguir estudiando y generar espacios para eso. El año pasado me recibí de profesora de danza y hoy me dedico a eso", enfatiza.

Participó de muchos eventos bailando, y cuenta que hay lugares donde uno se siente pleno. Ella lo sintió así este año en los encuentros en donde todas las mujeres estábamos reunidas luchando por algo en común: "La danza es el medio por el cual me comunico, es en donde me siento yo realmente. Me siento totalmente libre bailando".