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"Con mis hijos no te metas": los irreales argumentos en contra de la ESI

Hablemos de igualdad: por Heliana Guirado, periodista y licenciada en Ciencias de la Comunicación



Tras doce años de la sanción de la Ley 26.150, que establece la creación del Programa Nacional de Educación Sexual Integral, no sólo se debe luchar contra su falta de aplicación, sino también contra la mala intención informativa que inunda las redes sociales, los medios de comunicación, los grupos de WhatsApp y echa tierra sobre uno de los aspectos fundamentales de formación para niñas, niños y adolescentes.

Antes de comenzar con el análisis de la situación actual, es importante sintetizar qué dice esta ley. Como primera medida, establece como un derecho el acceso a la educación sexual integral (que comprende aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos) en todos los establecimientos del país.

Esta formación, que debe ser entendida no como una asignatura sino como parte de un proyecto educativo, busca "promover la comprensión y el acompañamiento en la maduración afectiva del niño, niña y adolescente, ayudándolo a formar su sexualidad y preparándolo para entablar relaciones interpersonales positivas".

Además, al contrario de lo que se cree, no deja a las madres, padres, tutores/as de lado, sino que pretende "vincular más estrechamente la escuela y la familia para el logro de los objetivos del programa".

A través de materiales para utilizar en el aula y contenidos audiovisuales, se trabaja no sólo para conocer las partes del cuerpo humano, sino también para romper estereotipos de género, prevenir los embarazos no intencionales en la adolescencia, conocer cuáles son los métodos anticonceptivos y de prevención de enfermedades de transmisión sexual, cómo se debe hablar de la adopción y de las distintas formas de vivir la sexualidad, entre muchos otros temas esenciales.

El 65,5% de las adolescentes quedaron embarazadas por no utilizar un método anticonceptivo

Si alguien preguntara a las y los adultos que acompañan, si quieren que lxs menores reciban herramientas que les permitan conocer y comprender su sexualidad, la mayoría diría que sí. Sin embargo, ahora que el tema está nuevamente en agenda, surgen muchas personas detractoras, que bajo el lema "Con mis hijos no te metas", se oponen a su aplicación. 

Pero, ¿a qué se debe esto? Básicamente a que la Cámara de Diputados firmó dictamen de mayoría respecto de las modificaciones a la Ley 26.150, que establece la obligatoriedad del dictado de la ESI en todo el país, incluye a la perspectiva laica y científica y agrega a la Ley de Identidad de Género y la Ley de Matrimonio Igualitario como complementos para su tratamiento. Ante todo esto, surge principalmente en los sectores católicos y antilegalización del aborto la intención de frenar este proceso, argumentando cuestiones falsas y discriminatorias.

Algunos ejemplos:

La formación se realiza en casa: nadie duda de la importancia del entorno familiar. Sin embargo, es fundamental entender que la escuela forma parte de ese proceso de socialización primaria, que les da a las personas la capacidad de poder relacionarse con sus pares, para comprender y aceptar las diferencias.

"Se eliminan modelos heterosexuales y se promocionan los homosexuales en cuentos y libros": es completamente falso que la ESI pretenda obligar a "optar" por un tipo determinado de orientación sexual (como si se tratara de elegir alguna comida de un menú). Por el contrario, se explica que la sexualidad debe ser vivida de manera libre, entendiendo que el modelo heterosexual no es lo único que existe y que las personas no deben ser discriminadas por esto.

Se trata de "eliminar el derecho de los padres a educar a sus hijos según sus propias convicciones": falso. Lo que se intenta es que la religión, más allá de la propia elección que haga cada persona, no intervenga en la educación sexual, porque básicamente no tiene nada que ver. 

Es importante recordar la postura que importantes referentes de la Iglesia Católica mostraron públicamente, como el obispo de Formosa, José Vicente Conejero, que sostuvo ante un periodista que "no corresponde llamar matrimonio a dos varones o a dos mujeres que se juntan, y menos adoptar porque hacen un mal enorme a la criatura, que luego no sabe cuál va a ser su identidad, a quién va a llamar padre y a quién madre", entre otras declaraciones.

En contraposición, se pone de manifiesto la importancia de la aplicación de este programa. Días atrás tomó estado público el caso de una menor de edad cuya familia se dio cuenta que estaba siendo abusada sexualmente, gracias a una tarea de ESI.

En un contexto en el que muchos casos de abusos de menores no se resuelven, hay poca contención y los agresores caminan por las calles con impunidad; contar con una herramienta que ayude a comprender de qué se trata este delito contra la integridad sexual (definido por una experta como un "balazo al aparato psíquico") es clave.

Varios son los argumentos para oponerse a la aplicación de la ESI con sus modificaciones, pero la realidad es que todos rondan alrededor de lo mismo: sin ningún tipo de sustento científico, muchas personas que meses atrás se oponían a la legalización del aborto aduciendo que era necesaria la educación sexual, ahora la rechazan. El punto de inflexión entonces es el mismo que sucede en otros casos definidos en artículos anteriores: se busca romper con lo impuesto, para abrir paso a la libertad, el cumplimiento de derechos a elegir "qué quiero ser", "cómo quiero vivir" y a poner límites con respecto al cuerpo, que es un espacio privado que nadie debería violar. 

Varios de los temas que hoy están en agenda y tienen tratamiento en el orden público fueron instalados gracias a la lucha feminista. Muchas mujeres militaron en diferentes espacios para que la educación sexual se aplique y los métodos anticonceptivos se distribuyan en todo el país. ¿Se debe también a esto la resistencia? Sin dudas. 


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