La cita entre el embajador chavista y el grupo extremista fue registrada por Alahednews, uno de sus órganos de difusión. En el artículo aseguran que "Raad declaró que la Resistencia Islámica está al lado del pueblo venezolano y su liderazgo legítimo".

Estas declaraciones están en la misma línea que el comunicado publicado días atrás en el que Hezbollah señalaba que "condena la intervención descarada (por parte de Estados Unidos) para desestabilizar a Venezuela y rechazar de manera categórica el golpe contra las legítimas autoridades de ese país".

En el mismo texto, aseguraron que no están dispuestos a avalar lo que consideran un golpe de Estado, refiriéndose a la juramentación de Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, como presidente encargado de la nación.

"Hezbollah cree que el mundo entero sabe que el objetivo de esta intervención no es defender la democracia ni la libertad, como lo asegura Washington; sino para controlar las riquezas del país y sus capacidades y castigar a las naciones por sus posturas políticas contrarias a la hegemonía americana en el mundo", denuncia el grupo terrorista, acusado de gravísimos crímenes internacionales.

Los nexos del chavismo con Hezbollah

Los estrechos nexos entre el grupo fundamentalista islámico Hezbollah y régimen de Nicolás Maduro se remontan a los años de Hugo Chávez, y ya han sido denunciados por parte de la comunidad internacional, con Estados Unidos a la cabeza, y la propia oposición venezolana.

El ex vicepresidente Tareck El Aissami, una de las principales figuras del chavismo, está sospechado de vínculos con el narcotráfico y el extremismo islámico. Incluso se llegó a confirmar que Venezuela entregó pasaportes y visas a terroristas de Hezbollah.

Según reveló The Washington Post el pasado mes de noviembre, la administración de Donald Trump estaría preparando para agregar a Venezuela a la lista estadounidense de patrocinadores estatales del terrorismo.

Integrado por grupos radicales de libaneses chiítas, Hezbollah tuvo como objetivo, desde sus inicios, expulsar la presencia israelí y de Occidente del Líbano y establecer en el país un Estado islámico tomando como modelo a Irán. En reiteradas ocasiones ha manifestado su intención de acabar con Israel y de ocupar Jerusalén para dejar la ciudad bajo dominio musulmán. Se ha comprobado su intervención en diferentes atentados y asesinatos, como las bombas suicidas contra marinos de los EEUU y el ejército francés en Beirut en 1983, y fue precursor de los ataques suicidas en Medio Oriente.