Entiendo que las metáforas son útiles para el campo de las ciencias sociales primordialmente, al ser usadas como figuras mediadoras para entender y conceptualizar hechos y realidades sociales complejos, sus interpretaciones y las decisiones que puedan dar lugar a políticas públicas transformadoras, procesos que deben ser vividos y asumidos con las improntas democráticas más amplias, participativas y respetando las diversidades. Pero esa instancia mediadora debe dar lugar luego, a los niveles políticos y técnicos para que esas realidades críticas puedan ser abordadas y gestionadas en dichos ámbitos, construyendo mejoras.

Precisamente, un saldo importante de esta grieta como metáfora instalada creo que es su aceptación como realidad en la conciencia del pueblo todo, pero está como metáfora que indica nuestra división bipolar o binaria. Desnuda nuestra debilidad subjetiva y social para aceptar culpas o autocríticas, pues ¿por qué llegamos a las acusaciones cruzadas, a los '¡nosotros, no!' y a los '¡ustedes, son los culpables!'? Es decir, la grieta está por causa de 'los otros, diferentes'. ¿Y entonces? Entonces, la grieta ya no es fisura sino precipicio, para '¡los otros, culpables!'; '¡los otros...nunca más!'. Para más: la grieta llega a instalar en los imaginarios sociales que las Instituciones Públicas deben estar también al servicio de una de las partes, con lo cual se llega a que el Estado debe actuar conforme a la porción de la grieta o pedazo político dominante. 

Lo que quiero decir es que la grieta como metáfora debe dar lugar a su procesamiento urgente y a fondo por parte del pueblo, es decir, de todos los ciudadanos del país, electores y elegidos, o mandantes y mandatarios, pues es la ciudadanía el manantial de la democracia republicana (democracia: gobierno o poder del pueblo; república: la cosa pública es responsabilidad del pueblo), es el campo y la fuente de la soberanía popular, del poder instituyente y constituyente para conformar y transformar a los poderes constituidos e institucionales. ¿Estamos preparados para ejercer ese rol que es irrenunciable como deber y como obligación social? El fundamento de la sustentabilidad del nosotros social llamado nación (subjetividad plasmada en la nacionalidad, de construcción conjunta desde la diversidad cultural), país (denominación que se vincula con paisano o el nosotros patrio, vínculo cultural y socio afectivo del nosotros sin exclusiones), república (actitud ciudadana republicana o vocación hacia el nosotros con los otros en la gestión responsable de lo público en aras de la dignidad del pueblo). 

Ahora, ¿estamos educados todos, para esa 'buena praxis ciudadana', en lo social y políticamente? Creo que no, al menos para la participación plena. Quizás haya información teórica en las aulas y prácticas parciales y deformadas del rol político del ciudadano, pero la 'buena praxis política' veo que está en deuda. ¿No estará en esa deuda educativa la razón enajenadora de la 'grieta social'?