La visita a Formosa de Sara Winter, la conferencista y escritora brasilera que se autodenomina "ex feminista", generó el repudio de una parte de la sociedad. Winter es funcionaria pública en el Gobierno de Bolsonaro, estuvo durante dos días en la ciudad brindando conferencias abiertas y charlas a los colegios, con un discurso controversial sobre la teoría feminista en el mundo.Su nombre real es Sara Fernanda Giromin, tiene 27 años y se define como "ex feminista". Una mala experiencia de militancia en un grupo radical dentro de los feminismos Brasil, y la maternidad, la llevó de un extremo al otro. Llegó a la ciudad invitada por La Merced Vida, una asociación que pertenece a la Pastoral Provida de la Diócesis de Formosa como una de las referentes "a favor de las dos vidas" y visitó algunos colegios. Las repercusiones en contra, no tardaron en hacerse eco: alumnas y ex alumnas de un instituto privado expusieron sus opiniones en las redes alcanzando grandes repercusiones al instante."Fui por doce años al mismo colegio católico que hoy dio una charla guiada por una referente "Pro Vida". Ese mismo colegio, en reiteradas oportunidades, discriminó y excluyó. Teniendo presente el conocimiento de embarazo entre sus estudiantes nos citó a un salón en el que se proyectó un video con la "moraleja" de que una mujer que había tenido relaciones sexuales antes del matrimonio, era equivalente a una manzana mordida y escupida que nadie iba a querer comer", expresó una de ellas. "No será ella una marioneta política utilizada por Bolsonaro para hacer a toda América de derecha", planteó otra contestando un post a favor de la visita de Winter. Contradicciones Los días previos a la conferencia, el Frente de Comunicadoras Formoseñas anticipó la llegada de Winter a quien calificaron como la "defensora de la maternidad forzada y promotora de la lesbo-trans-homofobia". "Winter se define como ex feminista, como si no fuera una contradicción hasta biológica estar en contra de su propio género.Fue militante de un movimiento llamado Femen donde participóen la lucha contra la violencia de género después de haberlo vivido con su propia familia. Realizó intervenciones contra la brutalidad policial y participó del beso masivo contra la homofobia. Todo quedó registrado por los medios de comunicación.Entre las cosas que la hicieron "cambiar", incluye su entrenamiento en Ucrania y describe una especie de culto donde no le permitían ser heterosexual y era obligada a vestirse como las demás, sin posibilidad de practicar ninguna religión", detallaron para contrastar."Es necesario aclarar que los diferentes movimientos feministas tienen como objetivo visibilizar la lucha por la igualdad, hay espacios más horizontales y otros más verticales. Aun así, si alguna está en alguno que corta la libertad de las integrantes, le recomendamos salir urgente y sumarse a otro", expresaron las comunicadoras agrupadas en la construcción desde una comunicación con perspectiva de género.En este sentido, informaron también que en todo el país existen espacios de cristianos y cristianas a favor del aborto legal, espacios de militancia LGTBIQ+; otros divididos por las profesiones o por los trabajos territoriales, "porque cada una milita y defiende la causa feminista desde un grupo donde se siente contenido". Winter definió al feminismo con características opuestas a lo que éste movimiento defiende, que no es más que la libertad, el respeto y la construcción horizontal hacia la igualdad. "Winter pasó de apoyar la libertad de las mujeres a militar activamente lo contrario y con altos contenidos de intolerancia en los mismos aspectos que solía defender. Fue tan grande su transformación que la llevó ocupar un cargo como coordinadora de políticas para la maternidad en el Ministerio de Mujer, Familia y Derechos Humanos delen el Gobierno de Bolsonaro. No es dato menor que dicho régimen criminaliza la homosexualidad y habla claramente del rol de la mujer desde una visión retrógrada y misógina", aportaron las profesionales.