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Candelaria Botto: "Molesta ver a una mujer hablando sobre economía"

Hablemos de igualdad: por Heliana Guirado, periodista y licenciada en Comunicación Social



Candelaria Botto es economista, docente, activista feminista, escritora en Filo News y coordinadora en la organización Economía Femini(s)ta que trabaja para visibilizar la desigualdad de género a través de la difusión de estadísticas y contenidos académicos.

Cuando prendemos la televisión, la radio o leemos el diario podemos encontrarla hablando con argumentos sólidos sobre la situación económica del país y el mundo. Pero siempre con una mirada de género, para demostrar lo importante que es analizar las cosas con esos lentes. 

En esta entrevista exclusiva para La Mañana, cuenta cómo es ser mujer en una profesión masculinizada, por qué los estereotipos de género se reproducen gracias a la incidencia de la economía y cuán importante es la Educación Sexual Integral en la lucha por transformar la sociedad.

1- Alguna vez dijiste que antes sentías la presión de tener que encajar y hoy encontrás tu lugar dentro de la militancia feminista, desde donde buscás visibilizar esta sociedad estructuralmente desigual. ¿Por qué este movimiento fue tan importante en tu proceso de conversión personal?

"Tiene que ver con entender que muchas de las incomodidades que había sentido en mi vida, discriminaciones y vivencia de desigualdad no eran un problema mío individual, sino que tenían que ver con una problemática colectiva. En ese sentido, el movimiento feminista me dio hermanas, compañeras, que me ayudaron a transitar eso. No porque hayamos destruido el patriarcado y vivamos en una sociedad realmente libre, pero sí a transitarlo acompañadas y con una perspectiva de cambio y transformación de esa sociedad. Cuando el eje está ahí y lo tomás como una militancia, empezás a sentir la incomodidad de otra forma.

Me parece que lo más importante es salir del plano de la queja individual y pasar a un reclamo que es colectivo y que tiene que ver con la construcción de una sociedad realmente igualitaria".

2. En tu cuenta de Twitter tenés fijado un comentario que hizo un periodista criticándote desde tu rol de economista, pero haciendo especial hincapié en tu aspecto físico. En tu respuesta aclarás: "Me pasa lo que nos pasa a muchas: nos juzgan por nuestra apariencia". ¿Ves en el comentario de ese varón (que se reproduce todos los días en diferentes contextos) un reflejo del patriarcado y la cultura machista?

"Cuando me llegó ese comentario (más allá de lo que a mí me haya afectado o no personalmente), lo tomé como un espacio de militancia.
Es tristemente lógico que yo incomode estando en los medios, porque soy mujer, soy joven y si bien cumplo con bastantes mandatos de la belleza hegemónica occidental, mi peso no es uno de ellos y molesta. Molesta ver a una mujer hablando sobre economía porque no debería estar ahí, no es mi rol. Entonces, que moleste y que haya generado esa reacción en algún punto demuestra la sociedad en la que vivimos y cómo nos censuran, porque a mí particularmente me agarró en un momento en el que ya me sentía acompañada y apoyada en el resto de mis compañeras y entendiendo que esto no tenía que ver sólo con una agresión o intento de agresión hacia mi persona, sino con que soy una mujer joven, hablando de temas de los cuales suelen hablar varones más adultos. 

Entendiendo la incomodidad que le generé por ocupar espacios para los cuales no nos han formado o no nos quieren dejar, es lógico que siendo mujeres nunca nos juzguen la palabra sino cómo nos vemos y en esta sociedad gordo-fóbica que usen 'vaca' como insulto.

Me parece que justamente demuestra que por más que hayamos avanzado en un montón de cosas, todavía hay pibes (que además son jóvenes), que son comunicadores y reproducen estas formas de discriminación. Y no sólo de discriminación sino también de intentos de censura, porque si yo hubiese estado en otro momento de mi vida por ahí no lo hubiese hecho público.

En concreto, si esto me lo decía hace cinco años, me iba a llorar al baño y nunca más hacía radio. Entonces digo: ¿Por qué faltamos las mujeres en los espacios? Porque cuando estamos en esos lugares nos atacan. Y no sólo nos tenemos que preparar profesionalmente, sino también armarnos para bancar las agresiones que vienen, no? Y eso no les pasa a los varones".

3. "Se nos negó el conocimiento porque no teníamos nada que aportar ahí", es una de tus afirmaciones. ¿Cuán importante es la educación pública para cambiar esta realidad? Por supuesto no sólo para incluir autoras en los programas de estudio, sino también para brindar más oportunidades a las mujeres (que son mayoría dentro del grupo de personas en situación de pobreza) de acceder a una formación de grado de manera gratuita.

"Lo dije en un sentido irónico para expresar que hubieron, hay y habrán grandes mujeres en la historia del pensamiento: filósofas, literarias, en las ramas que quieras. El tema es que no sólo hay menos porque son espacios más difíciles de ocupar, sino que una vez hechos los logros no se visibilizan igual para las mujeres que para los varones.

Curie (haciendo referencia a Marie Curie) tiene dos premios Nobel y sin embargo muchos la conocen como 'la mujer de' y eso no pasaría si fuese un varón. Hay una falta de visibilización de las mujeres en la historia.

En Argentina hay educación pública y de hecho vemos en las estadísticas que las mujeres tienen mayores niveles de profesionalización y sin embargo esto no estaría erradicando la brecha de género.No tiene que ver con el discurso meritocrático de: 'Si estudiás y te esforzás, llegás', sino que las mujeres estudiamos, nos esforzamos y no llegamos. Entonces el problema va por otro lado.


Obviamente que es necesaria la educación pública, pero además necesitamos que tenga una perspectiva de género y esa es la tarea de la Educación Sexual Integral.

4. ¿Qué significa ser mujer economista en un campo liderado históricamente por varones? ¿Es un camino difícil (como muchos otros para las mujeres que intentan abrir espacios de crecimiento profesional)?

"Para las mujeres son difíciles los espacios públicos porque tradicionalmente no pertenecemos acá. En el conjunto del mercado de trabajo tenemos mayores tasas de desempleo, de precarización laboral, nos pagan menos.

Particularmente, la economía es una rama muy masculinizada. No si entrás a la Facultad de Ciencias Económicas, donde ves que hay paridad en términos de estudiantes, pero claro después ¿quiénes son los que hablan, los que divulgan, los que llegan a tomar políticas públicas, quienes son los directores de los centros de estudio? Todos estos techos de cristal que encontramos en un montón de disciplinas, se ven de manera fuerte en la economía.

Es un camino difícil, además yo me dedico a la divulgación económica, entonces es una mezcla de campos hiper masculinizados y te enfrentás a tener que derribar mitos.

Ser joven, tener un aro en la nariz y flequillo, por más superficial que suene, suelen ser los comentarios que pone la gente cada vez que salgo en una columna de radio. Llama la atención y para mí es un acto de militancia y activismo estar ahí hablando coherentemente de la realidad económica, de la coyuntura, escribiendo opiniones, siendo mujer, joven, con un aro en la nariz, flequillo y abortera. Todo eso no borra mis capacidades profesionales ni mucho menos, creo que me ha formado y representa gran parte de lo que soy".

5. Hablamos de la violencia hacia las mujeres como un problema cultural y social, que se refleja en los distintos lugares donde nos movemos. ¿Cómo violenta la economía a las mujeres y cuáles son las principales acciones que pueden ayudar a cambiar esta realidad?

"Hay una reproducción de los estereotipos de género y en ese sentido una problemática cultural y social, pero con incidencias económicas que ayudan a la reproducción de esos estereotipos.

En una familia tipo de un país como el nuestro, donde las mujeres tenemos tres meses de licencia por maternidad, cobramos menos, tenemos mayores tasas de desempleo y precarización laboral, ante la llegada de un hijo o hija, esos tres meses (la mamá) dejará de trabajar en el mercado laboral para trabajar cuidando al recién nacido, mientras el varón no tiene la posibilidad de hacer eso.

Por otro lado, esa nueva persona necesita horas de cuidado que, de no poder tercerizarlas en otra mujer, sería una decisión racional que deje de tener un ingreso la persona que menos gana y la que se enfrenta a un mercado de trabajo más hostil. Por eso, es un problema cultural pero también es un problema económico y eso es lo que decimos justamente desde Economía Femini(s)ta.

Hay muchas cosas por hacer, hay que hablar de licencias por paternidad, de cupos femeninos, de guarderías de cuidado públicas, de centro de cuidados para adultos mayores, tratar de que el Estado garantice el cuidado como un derecho de las personas y no dejarlo a la suerte de cada hogar".


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