El jueves 29 de septiembre participamos con Silvina Paz y Carlos Castells de una propuesta de conferencias del Instituto de Investigaciones sobre Lenguaje, Sociedad y Territorio (UNaF) sobre la lengua guaraní hablada en Formosa, las literaturas que se escribieron en guaraní y la reorganización del movimiento obrero paraguayo fronteras adentro del NEA. Las tres exposiciones coincidieron, sin que lo planificáramos, en la posibilidad de debatir sobre la importancia vital de los procesos migratorios en la dinámica de la provincia a lo largo de la historia.

La posición de Formosa en la frontera con Paraguay despertó siempre tensiones, debates y resistencias de este lado del río. Mis exploraciones sobre la “otra” literatura formoseña -la excluida de los estudios literarios locales, literatura que involucró autores paraguayos y guaraní hablantes- me llevó a descubrir algunas curiosas campañas de nacionalización de la frontera hacia los años ochenta. ¿Eran precedentes de la “provincianía” y sus correlatos más recurrentes, el “ser formoseño” y el “hombre nuevo”? Entelequias brutales del discurso oficial que, vale rescatar, intentan fundarse en la condición diversa, multicultural e interétnica de lo “uno”. Identidad empero que bordea lo esquizoide, que no se comprende del todo, que no trasciende la etiqueta.

La 20° Feria del Libro fungió como espacio de evidencia de la heterogeneidad y las múltiples direcciones, trayectorias, voces que portan consigo quienes habitan o atraviesan Formosa. Este todo social multiforme y complejo nos llama a cruzar miradas y reflexionar sobre las coexistencias y las injusticias que tocan a las diferentes naciones y culturas reunidas en este territorio en tensión. Desde el INILSyT propusimos un espacio para detener esas miradas sobre “nuestra” constitución fronteriza, en los múltiples sentidos de la palabra. Aun en la tensión valdría recuperar el debate sobre la identidad, no para buscar una definición de quiénes somos, sino cómo somos y cómo aprovechamos nuestra manera de ser para construir una sociedad diversificadora. Sin excluir, sin aniquilar, sin negar obsesivamente al otre.