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“EL GRAN ACUERDO INTERNACIONAL DEL TÍO PATILLUDO”, DE AUGUSTO BOAL

Teatro del Oprimido, en la UNaF



* Por Héctor Washington

“Para otorgar la palabra a las clases oprimidas y a todos aquellos quienes son oprimidos en el interior de éstas”. El escritor brasileño Augusto Boal sentaba en esta premisa su estética del Teatro del Oprimido, como una formulación teórica y un método de abordaje de las diversas formas del arte como alternativa a problemáticas sociales.

Es en esta propuesta de exploración y representación de historias con un trasfondo crítico que la cátedra de Literatura Luso-Brasileña del Profesorado en Letras de la UNaF se aventuró a trabajar a lo largo de este segundo cuatrimestre, de la mano del profesor Orlando Van Bredam, junto a su colega, la docente Rosa Silva.

La idea nació hace algunos años desde el dictado de la asignatura, con la intención de romper con las evaluaciones tradicionales y, en ese proceso, este año encararon la representación de la obra “El gran acuerdo internacional del Tío Patilludo”, cuya puesta corrió por cuenta de los estudiantes el último jueves en el Microcine de la Biblioteca de la UNaF.

“Cuando se combina la codicia humana con la avaricia, se llega a límites terriblemente condenatorios”, reflexionó Van Bredam al presentar la obra y dar la bienvenida a los presentes. Posteriormente dialogó con Cronopio y expresó la intención de “generar una evaluación que estuviera más conectada con la Didáctica de la Literatura, aquella que seguramente podría funcionar en un Nivel Secundario. De ahí que no nos preocupamos mucho por hacer una historia de la literatura del Brasil o de Portugal, sino que la idea era fundamentalmente convocar a los estudiantes para conversar con ellos algún tipo de idea posible. Así fue que fuimos cambiando el modo de evaluar”.

“Lo que hace Augusto Boal -abundó- es poner en evidencia este sistema que sólo construye desigualdades sociales, que necesita que haya muchos pobres para sostener a un rico, que necesita países pobres para que puedan existir países ricos, que es lo que está ocurriendo en este momento con el endeudamiento que tienen la Argentina y muchos otros países del mundo. En la medida en que estemos endeudados, ellos podrán disponer de nuestros recursos; en la medida en que estemos endeudados, negociaremos a cualquier precio. A partir de esta idea, la ley de la oferta y la demanda se destruye porque esa desigualdad se va tejiendo día a día. Y hoy la estamos padeciendo, es imposible negociar en igualdad de condiciones con tu acreedor. No ocurre nunca, ni siquiera en la vida privada”, analizó.

Al referirse a sus estudiantes, con quienes trabajó a lo largo del cuatrimestre, expresó: “Lo que los chicos hicieron fue ponerle el alma a este proyecto, y disfrutamos muchísimo de la lectura previa del texto y de su discusión política, porque yo no le rehúyo a la discusión política, cuando se hace desde la teoría política y no desde los intereses personales. No con el afán de generar políticos sino de generar ciudadanos conscientes de cómo funciona el sistema”.

En cuanto a la respuesta a la incitativa por parte de los alumnos cursantes, aseguró que “fue tan motivadora, que incluso algunos que se han caracterizado siempre por la poca presencialidad no faltaron nunca desde el momento en que empezamos a ensayar. Y eso a mí me enorgullece. Es más, ensayaron en tiempos ajenos a los de la cátedra, por voluntad propia, sin la presencia de su profesor. Yo creo que eso habla de que cuando el ser humano es tocado por alguna pasión, por algún deseo, cualquiera sea, le pone el cuerpo y el alma”.

En este sentido, abogó también por ampliar la función social de la literatura: “Yo creo que hay que sacar a la literatura de ese lugar arqueológico que tiene, donde sólo revisamos a los clásicos para seguir diciendo lo mismo sobre los clásicos. Lo que hay que hacer es tomar a un clásico o no clásico y ver qué tiene de vivo para nuestro tiempo y ver de qué modo lo podríamos acercar y disfrutar. La literatura que no se disfruta no sirve. No nos sirve aquella literatura que sólo permanece en la memoria como importante. Es importante aquella literatura que seguimos declamando, por eso el ‘Martín Fierro’ sigue siendo el libro más importante que tenemos, porque cualquier argentino, sin necesidad de ningún soporte, puede recitarlo y coincidir con los consejos de Martín Fierro”, aseguró.

Por su parte, la profesora Rosa Silva amplió que “elegimos a un autor que en este caso se prestaba para el momento que está viviendo este mundo tan loco. Se trata de la teoría que después puso en práctica Paulo Freire en Brasil. Pareciera que es una obra o una representación simplemente, pero en realidad estamos poniendo en práctica la teoría que comenzó en 1960 durante el gobierno de Kubitschek en Brasil, donde Boal comienza a ser reconocido”.



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