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EL MÚSICO FORMOSEÑO MARTÍN RUIZDÍAZ LANZÓ SU PRIMER EP, “TIEMPOS DE LUZ”

Vibrando en fototaxia

* Por Héctor Washington



Más que una mera imagen poética, una fuente de luz a menudo supone en nosotros una revelación, un lenguaje encriptado que logramos descifrar, una pulsión que nos atrae inevitablemente hacia su núcleo. Aunque alcanzarlo suponga el riesgo de inmolarnos en el intento.

La novelista anglo-caribeña Jean Rhys describe en “Ancho mar de los Sargazos” (1966) el comportamiento de las mariposas nocturnas del Caribe y su desesperada empresa por alcanzar la luz, pereciendo finalmente al calor de las velas. Como materia de discusión de entomólogos, el fenómeno por el cual un organismo vivo es atraído irrefrenablemente hacia la luz aún es hasta hoy objeto de conjeturas, discusiones y redescubrimientos.

Consciente de su paso por el mundo y de su condición de artista autogestivo por excelencia, en Martín Ruizdíaz aquella intermitencia de la luz parece operar de la misma manera que el sonido. Arrojarse de una vez por todas hacia su centro llevará más o menos tiempo y acabará por suceder de forma ineludible. Acaso lo supo internamente en todos estos años que ha hecho de la música su fuente de pulsión, hasta que finalmente 2024 lo encuentra estrenando su primer EP, “Tiempos de luz”.

“Esto llevó muchos años, hace más de veinte años que estoy con la música. Y es un proyecto que se frenó durante esos veinte años. Concretarlo fue toda una aventura, es algo indescriptible”, confiesa en diálogo con Cronopio mientras ordena su discurso en una línea de tiempo imposible.

Sus días como músico incipiente datan de finales de los noventa por los escenarios formoseños, que lo vieron con los años crecer como guitarrista, vocalista, autor y compositor de su repertorio. El rock, el funk y el blues eran por entonces su carta de presentación por los bares locales y también de Corrientes, provincia en la que también plantó bandera como artista independiente en la primera década de los 2000.

“En Corrientes, en los años de actividad, tuve mucha movida por suerte. Yo empezaba a dar los primeros pasos y había cierto reconocimiento. Y cuando venía acá a Formosa, era reconocido por ‘la banda de Corrientes’. Siempre veníamos a tocar aquí a Formosa, todos los años. También empezamos a girar por el interior, Chaco… Esto fue de 2003 a 2007 más o menos. Después de idas y venidas, integré una banda llamada ‘Brebaje’ y después seguí solo también”, rememora.

Establecido en la localidad de Herradura desde hace ya algunos años, nunca dejó de trabajar en su proyecto hasta que la pandemia -que supuso un momento de introspección para todos- lo llevó a replantearse la concreción de su primer material, que cuenta con seis tracks de su autoría, con una lírica sutil y autorreferencial, y un peso específico a través de su instrumentación notable: “En la pandemia hice click y dije: ‘Bueno, esto lo tengo que sacar. Eso que quedó tiene que ver la luz y que sea lo que Dios quiera’. Y cuando el INAMU me lo confirmó, fue lo que me salvó básicamente. Tener ese reconocimiento me confirmó que estaba bien”.

Se trata de la convocatoria para artistas que el Instituto Nacional de la Música lanzó en 2022, para la cual Martín retomó su proyecto y decidió ponerlo a consideración del organismo: “No son las mismas canciones; pero cuando yo vine de Corrientes, estábamos ya con las sesiones de batería de lo que iba a ser el primer álbum. Y quedó ahí. Yo lo que hice fue completarlo en mi casa y quedó eso como demo. Y después, cuando surgió la posibilidad de esto, tomé cuatro temas de ahí y quería agregar algo nuevo. Entonces trabajé en dos canciones más. Hay cuatro longevas y agregué dos nuevas que compuse alrededor de 2022. Las hice para el proyecto: ‘Así despiertos’ y ‘Me despojo’. Por un lado, el despertar; y por otro, el perder o resignar. Pero en realidad eso está proyectado en una trilogía. Seguramente van a venir más”, promete aún embargado en el éxtasis que le provoca haber logrado el reconocimiento del INAMU entre tantos aspirantes del país y la región.

“Mi caso es particular porque si bien llevo veinte años con la música, para el común de la gente no tengo precedentes. Soy un tipo que no está en actividad tampoco, porque no estoy tocando en bares. Mi tiempo fue otro donde todavía quedamos algunos que nos conocemos. Y fue toda una locura. ¿Cómo le iban a dar bola a un tipo que tenía -no sé…- veinte reproducciones? Están todos locos para mí. Y ahí me empujaron a la jaula del león”, grafica entre risas porque además su periplo hacia la luz no terminó allí: los míticos estudios “Panda” serían el templo en que se propuso hacer sonar sus canciones y que le dieran no sólo un status intrínseco sino también una calidad sonora que a primeras luces se percibe en un trabajo sumamente cuidado, sensible y de gran calidad.

“En la pandemia estaba con la idea de grabar algo. Y empecé a ver cosas de estudios y -por cosas del algoritmo y demás- me cayó ‘Panda’. Cuestión que armo mi proyecto y lo mando al INAMU. ¡Y salió! Y esa fue la mayor alegría porque para mí era un reconocimiento. Yo lo tomé así porque los proyectos se evalúan por zona, en este caso el NEA, con las asociaciones independientes de músicos de las provincias, que -se supone- escuchan el material y eligen. Y haber sido elegido me confirmó algo”, admite satisfecho y agrega: “Y apuesto mi última ficha a este proyecto. Y digo: ‘O sale o me jubilo’, porque se hace difícil también con las mañas, convivir con las otras personas para llevar a cabo un proyecto. Entonces, o soy yo ‘inconvivible’ o lo tengo que hacerlo solo por otras cuestiones”, se define.

Inquieto por que su locuacidad no nuble la claridad de los hechos, insiste: “Fue así: se abre una convocatoria para proyectos musicales del INAMU y digo: ‘Esta es la mía; acá vamos a matar o morir’. Entonces armo mi proyecto y lo mando, sin darme mucha cuenta de lo que yo estaba poniendo en el proyecto, porque una vez otorgado, vos tenés que concretarlo para rendir lo invertido. Y yo en el proyecto ya me había mandado con que íbamos a hacerlo en ‘Panda’”.

Trazado su sendero luminoso hacia los estudios “Panda”, donde mezcló, masterizó y editó finalmente las canciones, preparó el material, le dio forma en “La Chacota Música” (su propio búnker de trabajo independiente en Herradura) y se aventuró a ‘cocinarlo’ en el “Abbey Road argentino”, que vio crecer de manera estrepitosa al nuestro rock allá por los ochenta y por cuyas instalaciones se pasearon artistas de la talla de Charly García (que sugirió entonces el nombre “Palta” a los estudios), Soda Stereo, Fito Páez, Los Redondos y Sumo, entre otros.

Consultado por “La Chacota”, Martín rememora sus días de juventud, cuando la música se abría paso en su vida casi como una desafiante aventura apenas por descubrir: “‘La Chacota Música’ es una chanza que viene desde que éramos pendejos con amigos, donde siempre grabamos todo ‘atado con alambre’. Entonces, era la chanza de decir: ‘Eso está grabado para la chacota’. Y de tanto joder con eso, se hizo realidad ‘La Chacota Música’, porque también está en CAPIF. Si se quiere, armé un sello”, plantea orgulloso.

Acerca del proceso del EP, recuerda: “La convocatoria fue en el 2022 y se concretó el apoyo económico a finales de ese año. Ahí empezó todo lo que fue preproducción, producción y edición del EP durante todo 2023. Después de grabar toda mi parte, se hizo una premezcla y ahí me contacto con ‘Panda’. Y esto está bueno contarlo porque ahí juega un rol muy importante el INAMU, más en estos tiempos que requieren rescatarlo: el INAMU no sólo me financió sino que también te da ‘chapa’. A mí me abrió la puerta a estos músicos y al estudio”.

La titánica tarea de dar con los músicos sesionistas con que cuenta el EP es otro capítulo en el cual Martín toma aire y se explaya: “Entonces arrancó la preproducción y había que buscar los músicos. Probé en un lugar, probé en otro. En algunos casos, si bien los músicos eran muy atractivos, el presupuesto no alcanzaba. Porque esa es otra cuestión: el INAMU no te da todo en realidad, te da una parte. Con eso, en mi caso, yo cubrí los músicos. El resto todo salió de mi sueldo de laburante. Autogestión a full y gente amiga que te quiere, que te apoya en algo”, agradece a modo de plegaria hacia el Cielo.

“Arrancamos las grabaciones de batería, se grabaron en Ramos Mejía con un ‘drum doctor’ que después me di cuenta que era más célebre de lo que yo pensaba cuando me fui a ‘Panda’, porque me preguntaron quién grabó las batas y me dijeron: ‘¡Ah sí, Nahuel Camicha!’. Y después vino la napoleónica tarea de encontrar un bajista. Eso fue difícil porque yo quería que sea un bajo potente. Para mí, las canciones deberían tener un buen bajista, la magia del groove está en el bajista. Pienso que si el bajista es bueno, la banda va a sonar espectacular. Eso fue difícil hasta que lo encontré a Jero Santillán, que es músico de jazz en un trío, profesor… todas las credenciales. Y él también aportó su creatividad. Con Nahuel también, lo mismo, muy macanudo. Me mandó varias tomas para que yo las elija. Y terminé de grabar todo lo que es mi parte: voz, coros, guitarras, solos y teclados, que en principio no iba a tener. Pero pintó uno que quedó. Y va otro, va otro, va otro… después me enloquecí y ahí tomó un rol primordial el teclado, seguramente influenciado por Fito Páez, por mil. Y eso se metió en la coctelera en Herradura y ahí yo terminé mi parte”.

Una vez en “Panda”, nada podía apagarse, es evidente: “Ahí te encontrás con cosas increíbles. Estuve un rato largo escuchando los masters originales de ‘Ciudad de pobres corazones’ (Fito Páez), de ‘Oktubre’ (Los Redondos)… Aparte, en esa calidad se escuchan sonidos que nosotros no escuchamos en dispositivos habituales. Es algo fantástico. Me di muchos gustos, porque fui dos veces a ‘Panda’. Y es muy destacable el calor humano de la gente allí… Yo llegué ahí la primera vez y me dijeron: ‘Ayer se fue Calamaro’ y ‘La semana pasada, Michael Bublé’. Así es todo el tiempo ahí, recordar los lugares. Ellos mismos te recuerdan: ‘Ahí Charly hizo tal cosa’; por ejemplo, el piano que yo toqué fue el que Fito usó para grabar ‘Fue amor’… Y un montón de historias que me contaron. Hay un montón de secretos guardados, eso fue lo mejor. Calamaro estuvo grabando la última versión de ‘La rueda mágica’, que hizo con Diego Olivero (para ‘EADDA9223’ de Fito Páez)”.

Agradecido por el trato en los míticos estudios de Segurola 1289, Martín Ruizdíaz agrega otro dato, que finalmente no fue pero hace más rica a la aventura: “Fui tratado muy bien desde el principio. El presupuesto siempre fue con lo mínimo y -nobleza de ellos- se adaptaron, porque en un principio, cuando estaba con el tema de la batería, me ofrecen a Jorge Araujo, ex Divididos. Entonces les dije que esto era más chiquito y fuimos bajando las pretensiones”.

Aventurado a explicar el nombre del trabajo, que no responde a ninguno de los tracks que componen el EP, grafica: “Yo quería un concepto que englobe el pasado, el presente y el futuro, porque estas canciones los recorren. Quería que cuente aquello lindo de lo vivido, que también se refleje en lo lindo que está pasando hoy y que sea un augurio para el futuro en un contexto de vasta tristeza: ‘Nació la luz’. Entonces, estos son tiempos de luz, aquellos fueron tiempos de luz y los que vienen van a ser tiempos de luz”, augura. “El concepto fue revelador en medio de una charla con un amigo, que describió con esa frase un momento del pasado remoto. Entonces lo tomé porque quería dar un mensaje positivo. También tengo canciones que son ‘melanco’, pero elegí las que creo que funcionan en otro sentido. Lo de ‘tiempos de luz’ en realidad es atemporal. Tiempos pudieron haber sido aquellos, pueden ser estos tiempos; era un poco recorrer ese camino”.

Como concepto integral del disco, que funciona como un todo orgánico a la hora de encarar sus múltiples puertas de entrada, Martín apela a su naturaleza híbrida al definirlo: “Todo el disco es un estilo medio raro, es un vergel con variedad de influencias. Porque si yo te nombro los artistas que escuchaba recurrentemente en el tiempo que hice las canciones, no tiene nada que ver ninguno con el otro. Por ejemplo, ‘Respirar’ para mí tiene influencias de Ed Motta; ‘Me despojo’ por ahí tiene muchas cosas de Ana Carolina. Después escuchaba mucho Jamiroquai, Willy Crook, Luis Salinas… Y después Fito siempre, Charly siempre. Lo vernáculo. Eso nunca se fue”, admite.

Consultado acerca de una eventual presentación en público de este trabajo, el artista formoseño se prepara para otro desafío: “Tengo la gran tarea de ver quién suple a los sesionistas. La presentación todavía no tiene fecha porque estoy armando la banda. Pero sí hay planes de presentación y de empezar a girar, tal vez en dos formatos porque como soy solista, uno va a ir de acústico y otro full band. Tengo algunas propuestas de lugares, se empezó a abrir la cosa. ‘Panda’ también hizo mucho en ese sentido. INAMU me dio el pie, pero ‘Panda’ me posicionó”, asegura.

“Yo creo que la magia de la canción para mí es el reflejo. Y ya lo que vos hagas con la canción, cómo vos te reflejes en la canción y qué le aporte la canción a tu bienestar es otra cosa. Yo puedo haber hablado de muchas cosas, pero importa poco si vos fuiste feliz o cicatrizaste o recordaste. Eso es lo que me hizo a mí. De ahí vengo: de la influencia de mis propios músicos y de la influencia de los músicos que consumí en esa época”, se autopercibe hasta con suma emotividad y agradecimiento. Y agrega: “Yo creo que lo valioso de mi historia es la perseverancia, el no tirar el remo. Hay que saber guardar el remo y no tirarlo porque te puede servir en algún momento”, cierra.

Acaso sea ese remo que nunca dejó caer al vacío lo que finalmente lo condujo hacia el centro, hacia estos tiempos de luz. Y hoy, casi como un ofertorio intimista, deja quemar sus primeras canciones para el mundo, entre el sonido acompasado de la música y un destello refulgente que lo atrajo sin miramientos, vibrando en fototaxia tantos años.

CADA CANCIÓN, CADA DESTELLO

* “ASÍ DESPIERTOS”: “Tema de desparpajo, de salir a divertirse, de cierta desorientación, cierta duda de que algo pasa por ahí, que tiene que ver también con el misterio. Es una canción que yo la pensé para que sea así, simple y con un cierto aire funky movido. Y nos vemos en el centro”.

* “ME DESPOJO”: “Canción de liberación, de cierta ficha que cae de ciertas cosas que cambian. Es una determinación también, abrir las alas y darse cuenta de que todavía hay plumas que aguanten el vuelo. No tiene connotaciones negativas, tiene una cuestión de revelación de la ficha que cae y hace ruido en el tacho vacío”.

* “MIRADAS CRUZADAS”: “Crónica de una salida nocturna anunciada. Es una situación sobre la barra de algún bar o de algún boliche en el cual entran en juego de una manera importante las cuestiones paralingüísticas, todo lo que tenga que ver con gestos y miradas. Pasa todo ahí entre trago y trago. Y te puede pasar con una chica o con un chico, es indiferente. Es lo que uno vive en pocas horas”.

* “NUEVAS CHICAS”: “Una historia de alguien que en un momento hace un parate y se ve rodeada de cosas que ya no le gustan. Se encuentra también sola, toma decisiones y emprende un nuevo camino. Un día como cualquiera, se da cuenta de que las cosas no son como pensaba o que la situación no la hace sentir como quiere. Y toma sus cosas y se manda a mudar, se empodera de una manera tal que dice: ‘Yo no quiero esto, no necesito esto’. Y se va”.

* “RESPIRAR”: “Una historia, un golpe de suerte a las 10 de la mañana bajo el sol, en una ciudad que no es muy grande. Dos personas se encuentran y tienen a partir de ahí que resolver cuestiones fuertes, importantes. Surgen cosas y la necesidad de uno o de los dos de plantar bandera y decir: ‘Bueno, basta de correr. Esto es lo que yo quiero’. Y no deja de ser también una declaración de amor si vos querés. Pero dentro de un golpe de suerte”.

* “SENTIRME VIVO”: “Un grito de liberación al romper las cadenas. Es una resiliencia, es tocar el fondo para impulsarse con el poco aire que queda en los pulmones. Salir a la superficie y empezar a bracear, a darse cuenta de que hay cosas que a uno lo amarran y le dan inercia también. Y que la felicidad también está a veces. Uno no se da cuenta de que es feliz”.



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