pixel facebook
Sábado 27 de Julio de 2024

21 ° C Clima

Logo Editorial


“USTED ESTÁ PARADO AQUÍ (POESÍA DEL AQUÍ Y AHORA)”, DE JULIETA NÚÑEZ

¿Quién sabrá el valor de tus deseos?

* Por Héctor Washington



Como parido en medio de tinieblas, como resultado de un ritual purgatorio cada vez más urgente, como un solsticio que alumbra tras el haz de tiniebla que deja un sol negro que fagocita toda calma, “Usted está parado aquí (poesía del aquí y ahora)” supone un nuevo acto de exorcismo de la poeta formoseña Julieta Núñez.

Concebido en medio de un proceso personal que requirió reconstruirse desde la orfandad más indecible, su tercer libro de poesía parece haber sido extraído de las mismas entrañas de la tierra, que demandó escarbar -capa tras capa- en medio de la oscuridad para dar con un puñado de versos que derramaran algo de luz sobre un cuerpo hastiado y un alma virulenta flotando en la corriente de su propia espuma.

Cada texto que compone este libro fue construido sobre un universo de canciones que horadaron los días y las noches más perpetuos, lejos de casa, de los afectos, de los vínculos más estrechos que construimos a lo largo del tiempo, lejos de ese propio espejo donde alguna vez supimos ver nuestro mejor y peor rostro al mismo tiempo.

Caminando decidida hacia un amplio collage heterogéneo -que es el reflejo mismo de nuestro interior-, alguien avanza luminosa hacia el universo misterioso de la muerte, la música, el caos, la mirada política del mundo… el aporte de Adrián Payton y Carlos Fontoura en la portada habla con voz propia.

Estamos parados aquí, es cierto, donde una mujer se reconstruye desde la tierra misma, cual golem, con la tenacidad de un Fénix: su mirada, su rostro, sus propias manos desencajan en ese peregrinar constante que es la poesía. La artista paraguaya Nina Ferreyra deja también su huella en el proceso, donde las mil y una Julietas que deambulan por el mundo devendrán finalmente en una, algo más sutil, menos combativa, “reconociéndose en comunidad con el otro”, como supo decirle a Cronopio en una amena charla.

Por donde sea que miremos, “Usted está parado aquí” está plagado de símbolos y señales de advertencia. Desde el prólogo de Julio Kaegi que nos anticipa a la Julieta poeta como médium entre las otras, las “Palabras para un Renacer”, donde escarbar la tierra, reencontrarse, rendirse, buscarse y vomitar la oscuridad tiene importancia cabal en este peregrinar, hasta un acróstico final que la retrata: BIbliotecaria, POeta, Libre, Amante, Revolucionaria.

Los dieciocho textos que componen este libro gritan la verdad mayúscula que los presenta como premisa ineludible, pero acaban cada vez más sutiles, como una plegaria recitada al oído, con la consabida calma de una confesión más honesta: “Los árboles respiran / mi deseo cándido / de naranjas y almas”; “Esta realidad / que me hace pequeña en limbo”; “Quiero en la última luna de julio / quebrarme en el trinar de pájaros”.
Así, cada verso del poema va desperdigando la duda, la pregunta más ingenua, la forma más palpable de la inocencia: “¿A quién salva la poesía? / ¿A quién salva toda esta gente?”; “¿cómo engendro el viento mudo? // ¿y si dejo que la luna desteja el ovillo / del laberinto de mi cabeza?”.

Y en todas las cavilaciones, en cada poema que compone este trabajo, sus dioses tutelares se infiltran sigilosamente apenas: Shakespeare, Castaneda, Luca, Cerati

“Cerati me acompañaba todas las noches. Él también decía que una de sus mejores canciones -‘En remolinos’- la escribió en sus peores momentos y que lo había salvado. Y yo me sentía muy identificada con él en todo su proceso creativo”, Julieta se confiesa.

Hace algunos años, luego de la edición de “Dynamo” (1992), Cerati declaraba:

“‘En remolinos’ es el tema favorito de nosotros. Es una canción de amor que navega entre la calma de la voz y el huracán de la música, del ambiente que se genera. En la letra quedó plasmada la idea de la posibilidad de soñar con un paraíso en medio de la tormenta. […] Habla de florecer, como la guitarra constantemente enviando información. Me basé en varias cosas al momento de transcribir esa sensación de calma en la tormenta. ‘Florecer mirándote a los ojos, perfección’ encierra eso mismo, la ternura luego de la violencia, el lugar perfecto que se puede encontrar en medio de la locura”.

En ese remolino permanente, parecen danzar los versos de este naufragio de la poeta en el que estamos parados ineludiblemente. Pero donde también reina la calma, en una ambivalencia perpetua de su pluma y una pulseada entre su vehemencia más primitiva y su reconstrucción más serena a partir de un puñado de cenizas.

Pero, como lectores, estamos también parados “en medio de la REVOLUCIÓN”, en “las piernas sudorosas de una prostituta”, “en la risa de un niño huérfano”, frente al “obrero que espera el colectivo”, “un pibe que jala Poxiran” y “la yuta del pensamiento”, en el costado justiciero más reaccionario de una poeta que se busca también entre los otros, en los pasillos interminables de un hospicio, en un puñado de pastillas que aplaquen todo el dolor del mundo que parió estos versos, que son también una confesión en medio de la noche: “Yo sólo quiero ser hábitat de ternura”… la ternura luego de la violencia, el lugar perfecto que se puede encontrar en medio de la locura, en mitad del remolino.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------

JULIETA NÚÑEZ EN PRIMERA PERSONA

Julieta Noemí Núñez (Ciudadela, 06/10/87). Bibliotecaria, obrera de la palabra, performer. Publiqué “Cross en la mandíbula” (2017), “Bitácora del sol negro” (2021) y compartí mis escritos en varias antologías. Soy tallerista de “Les Borders” (grupo literario de la ciudad de Formosa) y mamá de Theo Xul.

Para adquirir “Usted está parado aquí (poesía del aquí y ahora)”: 3704-689936.

AGRADECIDA CON ESTA FAMILIA

“FUNDACIÓN 90 DÍAS”: Hugo Cárdenas (Director), Operadoras, Maby, Noelia, Bettina, Silvana, Damián, Pepe, Andrea, Matías, Adrián Farías (Tallerista); y a mis hermanos.

-------------------------------------------------------------------------

“Usted está parado aquí” nos interpela como lectores desde el vamos. Y nos circunscribe también en este tiempo y lugar en que ocurren estos versos. ¿Cómo te encuentra la poesía en este tercer libro?
- “Este tercer libro me encuentra en un lugar muy raro. Lo escribí estando internada, estando encerrada, pero libre de toda sustancia, libre de todo prejuicio, libre de una Julieta que dejo y de una Julieta que dice que se reencuentra -como dice el prólogo- con otras Julietas que estaban tapadas por una oscuridad o por excesos que antes venía atravesando. ‘Usted está parado aquí’ es como una reivindicación de una postura casi teatral del ‘aquí y ahora’, en donde me encontraba en ese momento escribiendo textos en el ‘aquí y ahora’. Hablando de lo textual y de lo formal, son textos que no tuvieron correcciones. Y eso lo que intenta decir está ligado a un vivir circunscripto a ‘24 horas’, lo que pasaba en ese momento, esa poesía, ese retrato de esas 24 horas que atravesaba estando internada, con muchas emociones que me atravesaban como un humano sin piel, totalmente sensible. Pero encontré una sensibilidad a la que no estaba acostumbrada y que atravesé ahí con pibes y pibas que me ayudaron un poco a forjar estos versos, sentada en un parque, sentada en la hermosa glorieta que tiene la fundación donde estuve internada, que fue lo más raro: escribir estando allí. Es como que le encontré un nuevo concepto a lo que era la libertad, que no la estaba encontrando. Y me sentía libre en mi cabeza y me sentía libre en el verso”.

Las ilustraciones de Nina Ferreyra le aportan también al libro un componente tremendista y profundo a la vez...
- “Sí. Trabajamos con Nina Ferreyra. Con ella vengo trabajando hace más o menos dos años. Es una artista plástica de Paraguay. Le pasé el libro completo y le dije: ‘Che, ¿te animás a hacerles unas ilustraciones?’. Y leyó el libro y eso es lo que le salió a ella, lo que le surgió. Es como esa nueva mujer surgiendo como un Ave Fénix o como una mujer con distintas partes recomponiéndose en un rompecabezas que está empezando a construirse de nuevo”.

Julio Kaegi en esas líneas a modo de prólogo hace referencia a las muchas Julietas dentro de la Julieta mujer. ¿Qué Julietas viven dentro de la que solemos ver habitualmente?
- “Y… mirá… Está Julieta mamá, está Julieta oscura -la que vine atravesando este último tiempo-, está Julieta bipolar, Julieta bibliotecaria, Julieta sensible, Julieta en comunidad. Eso quiero resaltar sobre todo: Julieta reconociéndose en comunidad con el otro, atravesando por un proceso bastante fuerte de transformación durante los últimos siete meses que estuve sin redes sociales, estuve apartada de todo, apartada de la gente que más quiero, de los amigos, de mi hijo, del trabajo, de todo lo que yo consideraba habitual, para reconocerme en otro espacio de reconstrucción con el otro. Eso es lo que quiero recalcar: estando con pibes que me estaban mostrando otro tipo de sensibilidad, que no es la del espectro de un conjunto de poetas sino otros pibes que tienen la sensibilidad y la poesía que me ayudaron a construirme más que nada”.

Los textos de este libro están atravesados de forma muy especial por la música, especialmente por la obra de Cerati. ¿De qué manera influyó el universo creativo del ex Soda en la poesía que compone este trabajo?
- “Tuve un año muy complejo en cuanto a las emociones. Atravesé muchas situaciones como ser humano que tuve que transformar en ese momento, ese dolor sobre todo. Y Cerati fue mi banda de sonido, el disco ‘Bocanada’ sobre todo; y ‘Fuerza natural’, que también lo escuché estando en esta comunidad terapéutica. Fue un año de mucho dolor, de mucha ansiedad, de soledad primero. Creo que esa soledad era reconocerse a uno con sus infiernos, atravesarlos, estar en el pozo que peor te puedas imaginar, buscando encontrar una mano. Y la encontré en Cerati sobre todo, porque pasaba mucho tiempo en soledad escribiendo antes de internarme. Y después también escuchaba -cuando nos permitían- ‘Raíz’, que me conectó mucho con mi hijo, porque es muy complicado estar separado de todo lo que querés, de tu tierra, de tu espacio, de tu trabajo, de tus amigues. Y ‘Raíz’ me unía, me calaba muy fuerte la letra, no sólo a la raíz que me vincula con mi hijo sino a la raíz de mi tierra y de su monte. Con ‘Cactus’ también me había pasado en ‘Fuerza natural’, porque encontraba un sentido muy profundo en toda esa obra poética de Cerati, en vinculación con amores que no fueron… O ‘Perdonar es divino’. Es como que siempre me estaba tirando la palabra justa Cerati, invocándolo y a veces llorando, a veces riendo, pero sobre todo uno reencontrándose con el fuego que se apaga un momento pero vuelve a nacer. Cerati me acompañaba todas las noches. Él también decía que una de sus mejores canciones -‘En remolinos’- la escribió en sus peores momentos y que lo había salvado. Y yo me sentía muy identificada con él en todo su proceso creativo”.

Escarbar, reencontrarse, rendirse, buscarse y vomitar -decís- son una suerte de requisito para encarar la lectura de “Usted está parado aquí”. ¿Cómo transitaste vos ese proceso de purgación a través de la poesía para componer este libro?
- “Cuando hablamos de ‘rendirse’, no es el concepto que tenemos a diario de rendirse, como de bajar los brazos, sino de rendirse ante una situación con la que no podés más, que es sobre todo el dolor. Y cuando hablamos de ‘escarbar’, es escarbar a lo profundo y encontrarse con esa niña sufriente, con esa niña que dolí, con esa niña que me encontré. Escarbar la tierra tiene que ver con escarbar también la raíz de todo ese dolor que me llevó a engendrar esta obra que considero que tiene un poco más de luz y no tantos excesos que llevan a una autodestrucción propia del espíritu”.

Hay también ahí un texto dedicado a la “chica que vuela” -imagino que en referencia a Girondo- que, al parecer, te define bastante...
- “‘Homenaje a la chica que vuela’ es como esa chica que se animó a volar. Me hace recordar un poco también a la poeta Gina Guilio, que me atravesó bastante y que la estuve doliendo también mucho tiempo. La tengo presente todos los días y en este libro, como en otros libros, como en otras lecturas, como en un montón de canciones. ‘Homenaje a la chica que vuela’ es ese homenaje a la piba que se anima a volar, a la que Oliverio Girondo desecha si no sabe hacerlo”.

Hay, al parecer, en los textos de este tercer trabajo un yo lírico más despojado, más liviano, menos rabioso y virulento que -más que decir- se pregunta y hasta confiesa por momentos. ¿Creés que marca de alguna manera distancia con el yo poético de “Cross en la mandíbula” o de “Bitácora del sol negro”?
- “Sí, exacto. Marca una total diferencia. Este es un yo lírico no tan violento, no tan agresivo como en los otros libros, sino que está en una instancia de yo lírico perpetrado en una calma, en una calma con el otro, con mi otra Julieta, con mi otro sujeto que se apropia de luz -es muy cliché decirlo, pero para mí es muy necesario después de tantos dolores-. Hay un gran corte ahí. Hay otro tipo de yo lírico que se manifiesta de una manera más amorosa inclusive con el lector y que también te hace esas preguntas -no sé si son tanto retóricas- que te instan a preguntarte vos también. Y ese yo lírico me marcó, me llevó a después ya no tener más preguntas. Ese fue el quiebre también: siempre tuve muchas preguntas para una Julieta que estaba existiendo en un limbo”.

Persiste sin embargo la tendencia a definirse en pos del otro en tanto sujeto social: el obrero, el niño huérfano, la prostituta, el pibe fisura...
- “Sí, eso siempre va a permanecer -creo yo-. Ponerme esa carga social y esa carga emocional y empática que me lleva a construir los textos. Pienso que eso siempre va a ser parte mía, de manifestar y tomar la poesía como palabra justiciera de los que no pueden hablar o de los que no se animan”.

“Hoy me envuelve la fría noche”, decís. Pero también: “Mi corazón es un lugar cálido”. ¿Sentís que esa ambivalencia define de alguna manera tu poética?
- “Sí. Siempre es como que estoy en ese puente. Los textos emergen y estoy en ese puente de dualidades, de oposiciones, jugando siempre a ese ‘ser that is the question’. Es como: ‘Soy esto, pero ‘quiero ser un hábitat de ternura’, ya no quiero ser más lo otro, ya no quiero ser lo violento y que lo violento se manifieste en un texto para hacer justicia poética’”.

El libro cierra con una suerte de acróstico que más bien es una declaración de principios...
- “Sí, me defino así, tal cual. Y mamá de Theo Xul, sobre todas las cosas. Creo que me defino jugando un poco con esa palabrita, jugando a ser a veces bipolar, a veces multipolar, como dice Marisa Wagner. Y como también dice al principio del libro, que está dedicado a la ‘Fundación 90 Días’, que es un espacio que me salvó un poquito de mí y donde hicimos un fanzine que se llamó ‘Palabras abrazantes’ con los compañeros que se animaron a escribir versitos sobre la recuperación”.



Comentarios
Los comentarios publicados al final de cada nota son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden generar sanciones legales. La empresa se reserva el derecho de moderar los comentarios y eliminar aquellos que sean injuriosos o violatorios de cualquier legislación vigente.
Todos los Derechos Reservados © 2024 Editorial La Mañana

La Mañana
RSS
Sitemap

Redes Sociales
Facebook
Instagram
Twitter

Miembro de
Logo Adepa
Adherente a Programas
ONU mujeres

Logo Footer