Hacia 1992, entre “Tango 4” (1991) junto a Charly García y el tan ansiado regreso de "Serú Girán" que sería registrado a perpetuidad en “Serú ‘92” ese mismo año, un joven Pedro Aznar editaba su primer libro de poesía, “Pruebas de fuego” [editaría también “Dos pasajes a la noche” en 2009], donde daba a conocer a través de la palabra en estado puro inquietudes diversas que lo aquejaban y que acaso no encontraban respuesta suficiente en el armado de una canción.

“No algunas veces. / Siempre. // No parte de mí. / Yo entero // No estos ojos. / Toda la luz. // No antes ni después. / Ahora”, escribía por entonces dando cuenta de su entrega completa al tiempo presente, sin dejar demasiado espacio librado a la añoranza de lo que fue ni a la incertidumbre de los días venideros.

Esta filosofía de vida que supo guiar sus pasos aun en los días de mayor fragor fue acaso lo que le permitió con los años explorar más a fondo su faceta espiritual y su acercamiento a las filosofías orientales y al budismo.

De todo aquello acaso se nutren las emociones que suele desnudar con equilibrio en sus canciones más emblemáticas.

Compositor, cantante y multiinstrumentista lauredado, ha sabido construir con el correr del tiempo una carrera sólida donde no sólo destaca su versatilidad creativa sino también una conducta artística que logró sostener a lo largo de medio siglo de trayectoria.

Apenas 14 años tenía Pedro Aznar cuando, allá por 1974 se sumó a la banda de jazz-rock “Madre Atómica” (junto a Lito Epumer y al “Mono” Fontana), que tomaba por entonces su nombre en alusión al “Atom heart mother” (1970) de Pink Floyd.

Cinco décadas más tarde, 2024 lo encuentra celebrando sus 50 años de la mano de la música en la gira que dio en llamar 5.0 y que lo lleva a recorrer numerosas ciudades de Argentina, Latinoamérica y Europa. Formosa es también parte de ese periplo musical y lo recibirá en el Auditorio Teatro de la Ciudad este viernes 27 de septiembre a partir de las 21 horas.

Con una banda estable que lo acompaña en cada presentación conformada por Alejandro Oliva en percusión, Julián Semprini en batería, Matías Matino en teclados y Sebastián Henríquez en guitarras, en “Pedro Aznar 5.0 - 50 Años de Música”, el artista recorre, a través de un repertorio seleccionado por su propio público en las redes sociales, las canciones que hicieron de él una de las piezas fundamentales de la música popular argentina desde “Madre Atómica” hasta su presente, pasando por grupos emblemáticos que hoy son parte de la banda sonora de nuestra vida.

Previo a su presentación en la ciudad, Pedro Aznar dialogó con Cronopio y Radio VIVA en una charla en la que puso de resalto los más de 100 conciertos que componen este tour, su participación en “La lógica del escorpión”, álbum de Charly García recientemente editado, el homenaje a “Serú Girán” que junto a David Lebón llevará a cabo en el marco del festival Quilmes Rock 2025 en abril próximo y el leitmotiv que rodea a su último disco de estudio, “El mundo no se hizo en dos días” (2022), un trabajo conceptual y heterogéneo, con un arte de tapa en una línea distópica, donde el músico explora diferentes facetas como el rap (en el track homónimo al disco), una suerte de manifiesto que llama a la concientización ambiental y social (“Corpoland”), una composición junto a Víctor Heredia (“Un simple abrazo”), un cover de John Legend (“Todo de mí”) y hasta una parodia al reggaetón y a sus recurrencias estéticas (“Yo no voy a cantarle a tu culo”).

Esta versatilidad que lo definió a través de toda su trayectoria es la que hizo de él un artista difícilmente clasificable en géneros o estilos musicales. En “Flor y Raíz” (2021), su disco inmediatamente anterior, se había dispuesto a ofrecernos un registro en vivo en plena pandemia dedicado a la canción latinoamericana, reuniendo además clásicos de Chabuca Granda, Peteco Carabajal, Alfredo Zitarrosa, Chico Buarque, Isolina Carrillo y Violeta Parra. Habiendo atravesado la vieja guardia del rock nacional desde los años setenta de la mano de grupos como “Madre Atómica”, “Alas”, “Serú Girán”, “Spinetta Jade” y “Pat Metheny Group” y un exitoso derrotero solista desde los primeros años noventa, trazar la línea de tiempo de este artista se vuelve cada vez más arduo, no sólo por su permanente vigencia a través de los años sino también por el espectro inabarcable que su obra encierra, de la mano de más de una treintena de discos de estudio, registros en vivo, colaboraciones con otros artistas, bandas sonoras de película e incluso musicalizando textos de Borges y con dos libros de poesía editados.

“Si pudiera renunciar a todo / y no esperar más nada / la vida se revelaría / como un certero relámpago”, escribió también en “Pruebas de fuego”. Vivir sin expectativas se impone entonces como una forma de ver el tiempo y transitarlo, sin urgencias, sin reproches, sin esperar retribuciones. “Es una excelente manera de vivir”, sostiene: siempre darse por entero a la luz, desde el aquí y ahora, en el fulgor del presente.

AZNAR EN 5.0

Cronopio: Pedro, un placer enorme charlar con vos en esta mañana. Queríamos preguntarte acerca de esta gira que emprendés por el mundo (porque después de numerosas ciudades de Argentina, también girás por Latinoamérica y Europa) por tus 50 años en la música…
- “Sí, vamos a completar más de 50 conciertos, sólo este año. Y la gira sigue hasta el invierno del año que viene. Así que van a ser más de 100 conciertos segu­ramente por toda Latinoamérica y Europa”.

C: Hay una particularidad en esta gira por estos 50 años de carrera y es que el público eligió el repertorio a través de las redes. ¿Es así?
- Sí, me ayudaron a elegir las canciones, cosa que no es fácil porque te imaginarás que visitando -como lo hace­mos- 50 años de música en este show, no queda ningún disco afuera y ningún grupo de los que participé. Así que hacemos un recorrido muy exhaustivo por todos los momentos y no era fácil elegir el material para tocar. Así que la gente, muy gentilmente, colaboró, me ayudó a construir el repertorio y quedó un repertorio realmente muy potente, muy hermoso. Estoy muy contento. La gente lo está recibiendo de maravilla en todos lados, a salas repletas. Terminan los conciertos con ovaciones de pie. Realmente, muy emocionante”.

Radio VIVA: Cuando apenas arrancabas… ¿soña­bas con estos 50 años en la música y que te encuen­tren tan espléndido, tan bien?
- "No sé si me lo imaginaba con estos detalles pero sí soñaba en grande, en el sentido de que soñaba con ha­cer una música que inspirara, que motivara, que fuera tan motivadora como era la música de mis artistas favoritos”.

RV: Y en este proceso, ir encontrándote con figuras tan importantes que a lo mejor mirabas desde otro lugar y de repente estar tocando con ellos, mano a mano, que sean tus amigos… ¿Cómo fue todo eso? ¿Cómo lo llevaste? Fue muy rápido…
- “Sí, bueno… rápido fue. Imaginate que yo toco pro­fesionalmente desde los 14 años. Y muy temprana­mente empecé a tocar con músicos que yo admiraba profunda­mente y de los cuales yo había aprendido y cuya música tocaba cuando era pibe. Así que sí, pasó todo muy rápi­do. Pero siempre digo que es verdaderamente una ben­dición que me dio la vida, un regalo inmenso de poder convertirme en par de esa gente que yo admiraba tanto”.

C: A propósito de esta gente que admirabas tanto ya desde joven, te traigo un poco al presente: ¿Cómo fue volver a componer y grabar “América” con Charly en “La lógica del escorpión”? ¿Hacía mucho tiempo que no lo hacían juntos?
- “Sí, hacía un tiempo largo. Y este es un ejemplo claro de eso que decía: con Charly hemos desarrollado una especie de hermandad musical en que nos leemos el pensamiento y tenemos un modo de interacción increíble­mente fluido y espontáneo. Un poco como que completa­mos las ideas uno del otro. Y eso está basado en un enor­me respeto mutuo, en una gran admiración mutua y predominantemente en confianza. No es todos los días que vos te encontrás con un par en el cual confás ciega­mente y decís: ‘Esto que lo haga él (o que lo haga ella), que va a estar bien’. Y entregarte a lo que el otro sugiera. Eso es lo mejor que te puede pasar como creativo”.

C: Teniendo en cuenta este nuevo acercamiento con Charly (y de Charly con David Lebón también en algunos tracks del disco), se habló mucho del homenaje a Serú Girán en el Quilmes Rock 2025. Hasta donde me puedas contar o responder, la pregunta es: ¿Vuelve Serú? Se habló tam­bién de la posibilidad de incorporar a Jua­nito Moro en bate­rías…
- “No, no es una vuelta de Serú sino -como su nombre lo indica- un homenaje. Es un homenaje que vamos a hacer David y yo tocando todo el repertorio de Serú Girán. El repertorio es bellísimo y vamos a tener una banda estable que nos acompañe e invitados especiales. Así que realmente va a estar muy lindo y va a ser muy emocionante”.

RV: ¿Cómo es el vínculo con la gente? ¿Cómo vivís esto (los momentos previos y cuando subís al escenario)?
- “Estos shows, en particular -como contaba antes-, son muy emotivos, porque son un viaje a través del tiempo. De hecho, el show transcurre en orden crono­lógico. Todas las canciones arrancan en 1974 y llegan hasta nuestros días. Así que es un poco como un re­cuento histórico de la vida del país, de la vida de las personas, de gente que abrazó esas canciones un poco como banda de sonido de su vida. O sea que yo me siento completamente acompañado en la emoción que significa volver a transitar toda esa música, porque me doy cuenta que la gente lo vive con la misma emoción. Es realmente muy hermoso”.

RV: Ahora están muy de moda las redes y los análisis de los temas de gente que interpreta la música argentina. Y, de repente, cuando uno llega a los temas de Aznar, dice: ‘¡Qué fantástico este músico!’. Y lo comparan con bandas de nivel internacional. ¿Cómo vivís o cómo sentís eso?
- “Y… es un honor, obviamente. Fijate que eso en­tronca con lo que decía antes, de que mi sueño, cuando era pibe, era hacer música que fuera tan emocionante y tan motivadora como la música de mis músicos favoritos. Y que alguien haga comparaciones en ese sentido es un honor, porque es sentir que de alguna manera esa idea se logró”.

C: Tu última visita a Formosa había sido en el año 2021. Todavía ‘El mundo no se hizo en dos días’ no estaba editado. En él encontramos algo de rap, una suerte de manifiesto en “Corpoland”, encontramos incluso una -no sé si decirle- “parodia” al reggaetón… ¿Cuál fue el leitmotiv de este trabajo, teniendo en cuenta su portada también, muy alegórica, con un Adán y Eva con cascos de astronauta jugando un poco con el planeta Tierra?
- “El disco transita muchas temáticas, pero una de ellas -y una de las más importantes- es el momento de riesgo ambiental severísimo que estamos viviendo en el mundo. Es uno de los más grandes desafíos de la humanidad. Y fijate que -como decías- la imagen de la tapa muestra a un Adán y Eva, que -por supuesto- nos representan a to­dos los humanos. Y si bien hemos llegado a la era espa­cial y estamos viendo cómo llegar a los planetas más cer­canos y eventualmente desarrollando nuevas tecnologías, tal vez ir hacia otras estrellas y hacia otros sistemas sola­res, pasamos de ser el homo galacticus a estar jugando al yoyó con el planeta, como se lo ve a Adán (con un yo­yó que tiene el mundo en la punta). Y es muy chocante esa dualidad de que somos una especie que tecnológica­mente está avanzando a pasos agigantados y, al mismo tiempo, estamos teniendo un nivel de falta de responsa­bilidad y de criterio para manejar la que es hasta ahora nuestra única casa y que, si la destrozamos, nos va la vida a nosotros y a todas las especies en el mundo. El disco trata bastante de esa contradicción”.

C: Seguramente te resonarán estos versos: “Si pudiera renunciar a todo / y no esperar más nada / la vida se revelaría / como un certero relámpago”. Los habías escrito hace mucho tiempo en tu primer libro de poesía, “Pruebas de fuego”. Desde “Madre Atómi­ca, a tus 14 años”, hasta tu presente más inmediato, ¿renunciarías a alguna experiencia no del todo grata en estos 50 años de carrera?
- “Eso lo escribí a los 30 años y no lo leía hace mucho. Vos lo trajiste ahora a la memoria. Y sigo estando de acuer­do. Creo que la manera más presente de estar pre­sente (valga la construcción verbal) es vivir sin expectati­vas, sino -en cambio- vivir con una conexión profunda con el momento presente. Yo creo que si bien eso lo escribí hace 35 años, recién en estos últimos años he venido consiguiendo largarme más a esa aventura, a esa ex­periencia, a no tener demasiadas expectativas y dejar que las cosas tengan o transcurran de una manera más es­pon­tánea. Y creo que es un excelente modo de vivir. Te saca del estar esperando cosas y reclamándole cosas a la vida cuando las cosas no vienen. Del otro modo, cuan­do vivís sin expectativas, todo lo que viene es un regalo, y cada momento es una experiencia nueva y una sorpresa. Creo que es la mejor manera de vivir”.

RV: ¿Cómo ves toda la evolución que ha tenido el rock argentino y que en gran medida vos estés presente en cada uno de esos momentos?
- “Yo soy hijo de una época en que el rock era un lenguaje universal que podía ser moldeado hacia donde vos quisieras y que podía englobar además las músicas locales de todo el mundo. Y particularmente en América Latina, tuvimos un desarrollo extraordinario de eso, sumando nuestros folklores locales a la música de rock y haciendo una música que a la vez tenía sabor local y una concepción internacional con un lenguaje mundial. Yo creo que eso es un enorme logro para nosotros, para los músicos de rock latinoamericano, y creo que eso le da a nuestra música un alcance y una perdurabilidad notables”.